Tengo miedo de caer, de mirarme en el espejo.
Pero a lo que más temo es al invierno de la memoria.
Juan José Arreola
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. Ya pasaron tres años desde que Andrés Manuel López Obrador ganó la elección que los colocó en la máxima magistratura del país. Las decepciones han sido grandes y muy temprano, los resultados a cuentagotas, las excusas por cientos para justificar el fracaso, los culpables de que el país este estancado los conservadores, no les gustan las críticas periodísticas que presentan sus propios números, les ofende el conocimiento. Eso sí, siguen en la fiesta triunfalista y miopes no ven el tiradero que ya dejaron, muertos y pobres por todos lados.
El Pejelagarto como candidato tuvo grandes virtudes que se convirtieron en sus peores errores, sabemos de su constancia que lo llevó en su tercera candidatura a ser presidente, pero llevado al extremo se ha convertido en el peor de sus pecados, un ser solipsista con poder que no permite que los de su equipo cumplan las funciones que les han sido encomendadas, a sus secretarios de Estados los ha regañado en público y hasta los ha corrido del puesto, en el mejor de los casos prefiere encargar tareas que no les corresponden.
El otrora director del IMSS Zoé Robledo, fue nombrado en abril del 2019 como el encargado de la comisión para organizar los festejos patrios de ese año, como si no existiera una Secretaría de Cultura a cargo de Alejandra Fraustro o una Secretaría de Educación Pública, es decir, dependencias con un mejor perfil para llegar a buenos resultados, parece que no les gusta el trabajo metodológico, ni manejan el sentido común.
En el caso del canciller Marcelo Ebrard, se convirtió en una especie de vicepresidente de López, sobre todo en el arranque de la administración, aunque con eso de la sucesión presidencial adelantada y que el tabasqueño tiene su favorita, lo han ido acotando, así lo mandó fuera del país a comprar pipas para transportar el combustible durante la guerra contra el “huachicol”, hizo contratos con las farmacéuticas para adquirir las vacunas contra el Covid-19 y la lucha contra el virus, de nueva cuenta la presidencia relegó a sus funcionarios, quizás por la edad del secretario de Salud Jorge Alcocer.
La Secretaría de Gobernación ya no se encarga de la política interior, esos trabajos se realizan desde el despacho de Julio Scherer Ibarra. Olga Sánchez Cordero simplemente no figura, pero ya cumplió con la 4T al entregar la información de los magistrados de la SCJN e intentar doblarlos desde el chantaje, claro que ellos tienen una larga lista de corrupción. Así en Gobernación intentan hacer lo que no se trabaja en la CNDH a cargo de la presidenta de club de fans de López, Rosario Piedra Ibarra, quien guarda silencio ante la carencia de medicamentos, los trabajadores de Notimex, los médicos que no tuvieron insumos y muchos casos más.
La titular de Seguridad Pública (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, ante la política de los abrazos y no balazos es una brigadista más en la campaña de vacunación y ahora hasta comerciante con aquello del Tianguis del Bienestar. Estos son algunos ejemplos de los encargos del presidente López, que al fin y al cabo es el que decide, pero hay que voltear la mirada hacia el Conacyt y la transformación que le ha realizado María Elena Álvarez-Buylla, en la Conade Ana Gabriela Guevara quien se lleva el título a la más corrupta y así nos podemos ir Secretaría por Secretaría y no nos alcanzaría el espacio. No hay hombre orquesta que pueda solo con una sinfonía y López ya decidió… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
En plena tercera ola de contagios, celebración de cartón en el Zócalo. Y… ¿El Templo Mayor abandonado a unos metros?
Escríbeme tus comentarios al correo suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.
Hasta la próxima.