No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor,
ni un amigo que me comprenda;
todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies.
Robert Louis Stevenson
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Estimado lector, gracias. En mi vida como docente he visto los esfuerzos de los jóvenes por alcanzar su sueño de concluir una licenciatura para obtener mejores condiciones de vida, mayor nivel socioeconómico mediante empleos mejor remunerados y claro México sigue siendo el país del ahínco donde se puede lograr, pero también hay millones de historias, que a pesar de los esfuerzos fracasan y esas ilusiones se convierten en frustración.
Estas historias se repiten en estudiantes de universidades de paga de media tabla, ya que pagar una colegiatura representa un esfuerzo familiar, carencias y limitarse por un lapso de cuatro años, al terminar se les ve la alegría en el rostro junto con sus familiares y viene la verdadera prueba, insertarse en el mercado laboral, pocos puestos de trabajo y muchos profesionales para una sola plaza, eso abarata el mercado.
Esto cambió dramáticamente el año pasado debido a la pandemia y la situación actual no es diferente, las escuelas reportan un alto índice de deserción, hay pocos alumnos de nuevo ingreso, la culminación de sus estudios universitarios tendrá que esperar para mejor ocasión, si es que se puede y los que ya se veían cursando su licenciatura lo pensarán dos o tres veces antes de invertir sus recursos ante otros gastos prioritarios.
La educación básica, la media y la superior son primordiales para el desarrollo de las naciones, la inversión en buenos programas de estudio, capacitación para los docentes, abrir más lugares para que el que quiera y pueda ingrese a una universidad pagada por el Estado son algunos factores primordiales para avanzar en los temas educativos.
Los datos son devastadores, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía cinco millones 200 mil alumnos de entre tres y 29 años ya no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por algún factor relacionado con el Covid-19 y la falta de recursos, pero ya veníamos mal en la parte económica y la pandemia lo agudizó, tan solo cerramos el año pasado con 12 millones más de pobres.
Por si fuera poco, 738 mil 400 personas que desertaron del ciclo escolar 2019-2020, medio millón abandonó la escuela por esas mismas razones, según la “Encuesta para la medición del impacto del COVID-19 en la educación”. Estos datos son lapidarios para un gobierno que se dijo protector de los que menos tienen y que, según ellos, llegaríamos a niveles nunca antes vistos en el sector educativo.
Dicen los expertos que, con la emergencia sanitaria, las nuevas formas digitales de tomar e impartir clases, el rezago educativo que tendremos será de por lo menos 10 años, eso hay que sumarlo al déficit que se traía, así que es un reto enorme el que se le presenta a esta administración, pero esto será herencia para los gobiernos que vendrán… no les gusta la crítica, pero no hay buenas proyecciones.
Entre Palabras
Como se parecen los discursos de los presidentes populistas de “izquierda” del continente.
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Hasta la próxima.