Cuautitlán Izcalli, Estado de México.
A principios del mes de diciembre comenzaron a morir patos en el Lago de Guadalupe, por lo que el gobierno Municipal, que preside Ricardo Núñez Ayala, trabaja en conjunto con dependencias Federales y Estatales, que han informado que la causa de muerte es por fiebre aviar y enfermedad de Newcastle, la cual no produce contagio humano.
El director de Medio Ambiente, Gabriel Saavedra, mencionó que hasta hoy han muerto alrededor de 500 patos, por lo que se tomó la decisión de realizarles necropsia por medio de SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria), para identificar las causas de mortalidad.
Se estudiaron a nueve patos, de los cuales seis murieron por fiebre aviar y tres de ellos por Newcastle, ambas enfermedades están muy emparentadas, pero no hay probabilidad de un contagio a los seres humanos. Sin embargo, por elemental precaución, se pide a la ciudadanía que tenga el cuidado procedente al visitar estos espacios donde se han producido los decesos.
Mencionó Saavedra que aún con la definición de los diagnósticos actuales, se siguen haciendo investigaciones por parte de la UNAM, ya que han sido solicitadas por PROFEPA (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), y por el CENASA (Centro Nacional de Diagnóstico y Salud Animal), por la posible existencia de alguna otra bacteria que esté acabando con la vida de los animales siniestrados, ya que: “hemos visto que se siguen contagiando los patos, porque la enfermedad es altamente transmisible entre ellos por medio de sus heces fecales”, dijo.
La fiebre aviar y la enfermedad de Newcastle tienen tres niveles de velocidad de contagio: intensa, rápida y baja. El director Saavedra puntualizó que de acuerdo a lo que ha estado pasando, se encuentra en fase intensa, por lo que se habla de un contagio grave y de un 90 por ciento de muerte en las aves.
De esta manera, el Ayuntamiento de Cuautitlán Izcalli a través de la Dirección de Medio Ambiente ha comenzado a cercar los lugares donde las aves han sido recogidas, con la finalidad de evitar que los patos que no se han contagiado, lleguen a tales puntos y estén en contacto con las heces fecales de los que ya murieron.